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jueves, 18 de febrero de 2010

GRATITUD: UNA RESPUESTA NATURAL X T. Berriolo

Gratitud: disposición entre la urbanidad y la ética
Lectura de fin de semana 4/2010


Una respuesta natural
El filósofo francés Rene Descartes definía la gratitud como “una de las principales virtudes de la ética que sustenta los vínculos de la sociedad humana”.
Como contrapartida, definía la ingratitud como el “peor de los vicios de los hombres errioloneciamente arrogantes, presuntuosos o estúpidos que se consideran el ombligo del mundo”.
Además de un valor ético indispensable, a nuestro juicio la gratitud es una respuesta natural facilitadora de la cooperación, del intercambio social, y un formidable recurso para impulsar provechosas relaciones personales y productivos negocios.

Agradecer: ¿por interés, por urbanidad o sinceramente…?
Cuando cualquiera de nosotros brindamos colaboración, guía o apoyo a personas en nuestro negocio, debiéramos hacerlo sin esperar por ello un beneficio inmediato y simétrico. Eso es casi imposible.
Creo que lo más gratificante en esas circunstancias es comprobar cómo, con nuestra ayuda, otras personas logran resolver sus problemas más acuciantes, salir adelante, abandonar el estado de confort o librarse de la mediocridad, y prosperar en el negocio y en la vida.
No obstante, somos humanos, y unas pocas palabras de agradecimiento siempre serán tonificantes y nos habrán de predisponer para continuar ayudando, a esa misma y a otras personas.
En cuanto a nosotros mismos, cualquiera fuere el lugar que nos toque ocupar dentro de la enorme red del Flex Marketing Plan PSA, sería una tontería no mostrarnos agradecidos – y manifestarlo públicamente –, pues la ingratitud es la forma más segura de molestar a quienes nos han beneficiado, alejando de nosotros la posibilidad de recibir asistencia o ayuda, cuando alguna vez volvamos a necesitar de ellas. El poeta español Francisco de Quevedo escribió: “Quien recibe lo que no merece, pocas veces lo agradece”.
Todos nos debemos a todos
En el universo interactivo que es PSA, siempre habrá quien nos preste un servicio, nos guíe, nos facilite una idea, nos aclare alguna duda, nos ayude con una clase, o simplemente nos escuche cuando tenemos necesidad de expresar nuestras ideas, temores o sentimientos. Esas acciones, absolutamente normales y de rutina, no deben ser tomadas como actos de superioridad.
Y el hecho – también normal y rutinario – de agradecer verbalmente, no debe tomarse como un acto de servilismo. Digo esto en base a que he advertido, en determinadas ocasiones, la incomodidad que resulta de una presunta situación de dependencia en que algunas personas se colocan frente a un favor recibido. Se trata, la mayoría de las veces, de gente tímida o vergonzosa.
Hacer un favor no es ningún acto heroico, y agradecerlo no es rebajarse a admitir que hubo algo que desconocía o sencillamente “no se me ocurrió”. Decía Cervantes: “Ni ser benefactor supone incurrir en la tentación de ser amo, ni ser agradecido en la aceptación de ser ciervo”,
¿Tenemos el hábito de agradecer?
Gratitud es la virtud por la cual reconocemos, interior y exteriormente, los favores, regalos o beneficios recibidos. Esencialmente la gratitud consiste de una disposición interior, de un corazón y mente agradecidos, y cuando es genuina debe expresarse en palabras y en hechos. Consecuentemente incluye tres elementos:
a) Reconocimiento de que un regalo, favor o beneficio ha sido recibido.
b) Apreciación expresada en agradecimiento público, verbal o escrito.

c) Regresar lo que nos ha sido dado en forma gratuita, a la misma o a otras personas como una manera de gratitud y contribución.

¿Les agradecemos a nuestros usuarios por permitirnos ingresar a sus casas?
¿Por permitirnos disponer de su tiempo haciendo una demo?
¿Por dispensarnos la confianza de adquirir y utilizar nuestros productos?
¿Por proporcionarnos referidos?
¿Le agradecemos a nuestro patrocinante por habernos presentado el negocio PSA?
¿Agradecemos a nuestra línea ascendente por su guía y orientación?
¿Expresamos agradecimiento a quienes nos brindan capacitaciones?
¿Manifestamos nuestra gratitud a nuestros patrocinados por confiar en nosotros?
¿Expresamos agradecimiento a nuestra línea descendente por su compromiso?
¿Agradecemos a quienes nos ayudan capacitando a nuestros equipos?
¿Expresamos nuestra gratitud a nuestros pares que colaboran con nosotros?
Creo que es preciso ser cuidadosos y agradecer, inmediatamente, en toda ocasión que algo haya sido recibido en nuestro favor, para no dejarse ver como ingratos, por cuanto la ingratitud es percibida como un acto de arrogancia o, lo que es peor aún, como una distorsión del carácter.
Concluyendo: la verdadera gratitud no debe considerarse un mero acto de cortesía ni una inversión, sino que debería enmarcarse en un genuino sentimiento, de corazón, despertando además nuestro deseo de retribuir y contribuir a optimizar nuestras relaciones y nuestro negocio PSA. ¡Hasta la próxima!
Tomás Berriolo
Director PSA
18-febrero-2010

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